Saturday, May 07, 2005

Recordando...

Hay cosas que nunca las superas en la vida. Hay veces que por más que lo intentes siempre existe la tentación de volver a caer en algo que creías superado.
Estaba ahora mismo entre libros de fibra óptica intentando resolver unos problemas y me encontré, como ya es costumbre, con la mano en la boca jugando con las uñas, sin llegar a morderlas. Normalmente es algo que hago inconscientemente, así que también es un gesto que se ha convertido en algo característico en mí, pero hoy fue distinto y me di cuenta de lo que hacía (recordé a mucha de esa gente que me dice que me saque el dedo de la boca). Me miré la mano y me pregunté una vez más cuánto tiempo tiene que pasar hasta que deje de hacer esto...
Hasta donde recuerdo siempre me había mordido las uñas, lo hacía a todas horas, en todos sitios y cuando me apetecía. Y me gustaba, era feliz haciéndolo :) Probé de todo lo que hay en farmacias para dejar de comerlas, probé a ponerme uñas postizas... prácticamente todo. Pero nada, estaba claro que yo quería seguir comiéndomelas.
Un día, sentada en una cafetería en Valencia junto a tres amigos, me "tentaron" a dejar de morderme las uñas. Más que tentar me dijeron que no creían que aguantara más de unos días... Y claro, yo iba a tener que demostrarles que estaban equivocados :) Sinceramente, ya llevaba un tiempo que me miraba las manos y pensaba que ya era hora de dejar de morderse las uñas, que no se veían nada bonitas.
Y ahí fue cuando dejé de morderlas. Estaba tan feliz que se lo decía a todo el mundo, contaba los días, llamaba por teléfono a mi casa sólo para decir que ya tenía las uñas grandes, a mis amigos los tenía locos recordándolo todos los días :) Fue una de las cosas que más me ha costado hacer en la vida. De eso hace ya 3 años y no hay día que pase que no piense en volver a morder todas y cada una de las uñas de mis manos. Es una tentación que no puedes evitar, la llevas encima, ves tus manos a todas horas... Sobre todo en época de exámenes tengo que cortarlas muy pequeñas para que la tentación sea menos.
También recordé a Christopher (padre de la familia donde viví en USA) que me decía que llevaba 15 años sin fumar y que todavía, al entrar a una sala donde había un cigarro encendido en un cenicero, sentía un deseo enorme de coger el cigarro y fumarlo.
Yo sólo llevo 3 años... Si algún día me vuelven a ver con la mano en la boca, piensen que yo intento evitarlo, aunque a veces se hace imposible.

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